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¿Someterse o conformarse?
María es una mujer de colores vívidos, sonríe a menudo y parece gustarle la música. No sale con frecuencia, su economía no lo permite, pero admite que de poder se la pasara entre karaokes y comidas finas. “Para mí la música y la poesía son la vida, es una lástima que nunca aprendiera a cantar bien y que mi escritura se quedara de principiante.” Su cartera color fucsia casi combina con su pelo, lo lleva corto, enrojecido, ha perdido muchas piezas de su dentadura y aún así todos los días agradece la bendición que es el poder estar viva. “Mis ángeles son mi sostén, yo soy testigo de que todo pasa, lo malo y lo bueno, todo.” María no ha tenido una vida simple, cosa que pudiera inferirse con la primera impresión, la cual proyecta un buen ánimo que se pinta inquebrantable. Dice haber estado deprimida: “Yo he sido gorda casi toda mi vida y siento que todos merecemos una oportunidad de sentirnos bien con lo que somos. Hubo momentos en que hubiera preferido no salir de casa porque no lucía como hubiera querido lucir. Cuando era más joven recuerdo habérmela pasado tratando de agradarle a mis padres. Mi papá me quiso muchísimo mientras vivió, mi madre era diferente.”
María explica que el hecho de no ser completamente aceptada por su familia afectó seriamente su autoestima y por ende, su manera de escoger parejas. Desde alcohólicos hasta abusadores, tuvo experiencias bastante desagradables. “Yo creo que se…